RESILIENCIA
Esta palabra es tan profunda que alcanzar su comprensión
supondría un conocimiento profundo del ser. Sin embargo, no siempre el
intelecto marca la diferencia a la hora de enfrentar la realidad, ya que la
vida humana es tan subjetiva que lo tangible es, muchas veces, inverosímil a
las pruebas lógicas.
Las personas sufren y aprenden con el dolor a sentirse
fuertes en casi todos los casos. Aun cuando la muerte es inminente, las
sonrisas y hasta los improperios cierran las historias de personas que pudieron
acabar de otra forma.
Es difícil ser fuerte; ser resiliente no constituye una
forma de paz duradera, más bien es una lucha continua contra el tedio, la
desidia y los demonios internos que nunca terminan de apagarse en nuestro
interior.
Sólo aprendemos a dominar las bestias que encarnan nuestra
biología más insana y desconocida; somos y no somos, cuando pretendemos alcanzar
lo bueno y lo malo, las sonrisas y las lágrimas pueden significar lo mismo.
El éxito, por lo tanto, no está circunscrito a una sola
realidad, pues nadie conoce el mundo mental desde la misma causa cuántica que
lo origina.
Sonríe si estás con vida, si respiras y puedes ver el
horizonte,
en este mundo medio infeliz y medio vacío.
Una sonrisa lo cambia todo.
Gracias a todas esas mujeres que aprendieron a ser
resilientes, a pesar de sus heridas supieron mantener la mirada al frente y
continuar caminando junto a su familia, cuidando de su pareja, de sus hijos y
de todos sus seres amados. Siempre fue el amor esta fuerza intangible que,
desafiando la lógica, pudo llevar a la humanidad a los más grandes
descubrimientos.
xlenyer