Entradas

  • Cada Palabra

    Cada palabra que pronunciamos nace a la Existencia….

    Mira hacia atrás, en tu vida, y sabrás que esto es cierto…..
    Aprendamos a responder por lo que hemos hechos, lo que hacemos y lo que de hoy en adelante haremos….
    Estamos conectados con todo en el Universo. No hay nada de lo que no seamos parte; todo fluye a través de nosotros y hacia nosotros. Nuestras energías, nuestros pensamientos y nuestras palabras fluyen a través de toda vida, en la Tierra y en todas partes. No tenemos fin ni principio, sino un flujo continuo de vida, cambiando de forma una y otra vez. Estamos perfeccionando continuamente nuestra forma en cada una de nuestras encarnaciones, ya sea como elemento, planta, animal, humano, estrella o galaxia. Nos desafiamos deliberadamente a nosotros mismos a llegar a ser todo lo que podemos ser. No hay fracaso en este tipo de existencia, sólo evolución.
    A medida que alcanzamos una cúspide en este nivel de evolución, empezamos a darnos cuenta del efecto que tienen nuestras palabras, pensamientos y miedos en este momento decisivo de la humanidad. Hablamos sin pensar, creamos por capricho y profetizamos desde el miedo. Hablamos como si nuestras palabras no significaran nada. Las vemos sólo como palabras y no nos damos cuenta de que se crearon mundos con una palabra, un pensamiento, un decreto. No vemos el poder que tenemos a nuestra disposición, para destruirlo todo o crear una utopía, un paraíso, el cielo en la tierra. Saboteamos nuestras propias vidas, nuestras finanzas, nuestra salud, nuestro matrimonio y nuestro futuro.
    Cada pensamiento que tenemos está vivo. Cada palabra que pronunciamos nace a la existencia. La liberamos de nuestro reino personal. Como si dejaramos salir a un genio de una botella, nuestras palabras, nuestros pensamientos, esperan nuestras órdenes para entrar en el mundo de la materia y hacer lo que hacemos mejor, ¡crear! ¡Toda creación es hecha por nosotros, para nosotros y a través de nosotros! El tiempo entre el pensamiento y la manifestación se hace más y más breve, forzando la atención de todos al vestíbulo de espejos de la responsabilidad. Es allí que las reflexiones gritan: “¡Miren lo que han creado, miren lo que han dado a luz!” Nos damos regalos maravillosos y mágicos a nosotros mismos a cada minuto de cada día sólo con las palabras mismas que pronunciamos. No hay nadie afuera para atraparnos, no hay nada afuera para destruirnos, cada situación es obra nuestra, una creación divina, una herramienta para conducirnos a un lugar superior de conocimiento.
    No solo hacemos esto como individuos, sino también como países, familias, continentes, y también como mundo. Muchísimas oportunidades para aprender y evolucionar y amar. Como niños jugando con armas nucleares, sin saber el poder del instrumento a nuestro alcance. Hacemos lo mejor que podemos para cumplir profecías antiguas y bíblicas creyendo a cierto nivel que quienes vivieron antes sabían más que nosotros. Cedemos nuestro poder y nuestro mundo a los huesos secos del pasado. Si esas mismas personas profetizaran hoy en día, nos reiríamos considerándolos excéntricos o miembros de algún culto, sin honrar sus palabras, ni sus miedos. Muchas culturas por todo el mundo sienten la necesidad de hacer realidad las profecías antiguas. Su religión no estaría completa sin la destrucción masiva prometida. Si las profecías no son ciertas, entonces ¿qué más hay en su doctrina que no sea cierto? ¿Les ha mentido su Dios respecto a algo más?
    Este tipo de pensamiento debe ser cortado de raíz. No por medio de la confrontación, ni del enojo ni señalando con el dedo, sino con amor, amor y más amor. El mundo exterior sólo refleja nuestros pensamientos y diálogos internos. La vida no es algo que nos pasa a nosotros, es algo que nosotros creamos continuamente.
    Sabiendo que colectivamente podemos crear y creamos todo y cualquier cosa, pongamos manos a la obra y creemos un mundo de amor, de paz profunda y de alegría donde todos los niños puedan irse a la cama con la barriga llena y cada persona sin techo cambie su casa de cartón por un hogar de verdad.
    Veamos a nuestro vaso del mundo siempre lleno en vez de medio vacío y desganado. Toda vida responde a nuestros pensamientos y nuestros deseos, especialmente a un pensamiento casual, o a un decreto.
    Saber cuán poderosas son nuestras palabras las 24 horas del día por toda la eternidad nos arruina un poco nuestras bromas. Lo que podamos decir aún en broma va a expandirse a través de todo espacio y tiempo. Lo que decretamos para otro nos lo regalamos a nosotros mismos. Nuestros enojos, nuestros miedos, nuestras envidias se están animando, vivitas y coleando, pateándonos a su vez para atraer nuestra atención.
    Así como amamos, atraemos. Hoy nos encontramos donde nos han traído nuestros pensamientos; mañana estaremos donde nos lleven nuestros pensamientos. No podemos escapar al resultado de nuestros pensamientos; pero podemos aguantar y aprender, aceptar y estar contentos.
    Vamos a hacer realidad la visión de nuestro corazón, no el deseo frívolo. Vamos a gravitar hacia lo que en secreto amamos más. En nuestras manos se colocará el resultado exacto que ganemos, ni más ni menos. Cualquiera sea nuestro entorno actual, vamos a caer, permanecer o a elevarnos con nuestros pensamientos…nuestra visión… nuestro ideal.

    Desde un escrito de Gillian MacBeth-Louthan

0 comments:

Publicar un comentario